dijous, 10 de setembre del 2009

De copeo cibernético con... José Miguel Vilar Bou (sin guión).

Diálogo con nuestro escritor maldito a raíz de la publicación de "Alarido de Dios".
Estas vacaciones hemos estado disfrutando con las aventuras de Verkoék y Dedekáer. Y la primera cuestión que nos planteamos todos los lectores: ¿Por qué ese estilo tan cultivado trufado de modismos y expresiones "vulgares"?
No hay un porqué. Cada historia, como ser vivo que es, pide ser escrita de una manera y Alarido de Dios pidió esa. Alguna vez alguien ha dicho que mi modo de escribir es una pose. No es cierto: es mi forma natural de expresarme cuando escribo.
Ciertamente es que, según avanza la historia, el lector se encuentra atrapado por ese lenguaje cercano, cómplice y que ya no resulta chirriante. Sin embargo no dejan de sorprendernos su imaginación en comparaciones imposibles. ¿Las expresiones brotan de su imaginación? ¿Las apunta a otras personas? ¿Son espontáneas?
El español es una criatura infinita y cambiante y me encanta escuchar a los otros, las cosas que se inventan en la calle. Ya sabes que soy un amante de las barbaridades verbales y que me gusta captar las que oigo por ahí. Y por supuesto utilizarlas. En cuanto a las comparaciones imposibles, como las defines, pues sí. Se me ocurren. Pero no creo que eso tenga ningún mérito. Se trata sólo de atreverse a utilizarlas con naturalidad.
Como ve, nos acercamos a una pregunta tan tópica que debería ser inmoral poder realizarla... ¿qué grado de verosimilitud tiene el relato entendida como su correspondencia con la experiencia vivida por el autor? Los paisajes, el conflicto. ¿Hablamos de los Balcanes? ¿Hablamos del choque de civilizaciones?
Me basé en la Segunda Guerra Mundial. Esta vez quise dejar los Balcanes en paz. Sobre todo porque, a raíz de Los navegantes, mucha gente cree que viví en un país malo. Esa no es la realidad. En Serbia conocí a algunas de las personas más dignas e íntegras que me he cruzado y los serbios me trataron siempre de manera generosa y desprendida. Es un país genial. Lleno de fuerza, valores y tradición. Y con muy buena carne, por cierto.
En este sentido leemos afirmaciones de algunos personajes que nos resultan familiares. Al resguardo de múltiples cervezas le hemos oído escuchar y desgranar ideas que luego sostiene la ficción del Alarido de Dios. ¿Ha novelado su visión de la vida y la sociedad? ¿Es una manera de explicar lo que piensa sin que los lectores intenten rebatirle al ser solo ficción?
Lo quiera uno o no, al escribir filtras tu manera de ver la realidad. En muchos sentidos veo Stadtz como nuestro mundo y el Norte como lo de fuera, lo que hay más allá de nuestras certezas. Te gustará saber que Stadtz está inspirada en Bruselas y en la idea de Europa que allí tuve la suerte de vivir.
A lo largo de la novela vemos como combina momentos de gran ternura con reveses de una crudeza solo apta para estómagos a prueba de bombas... ¿la vida es tan agridulce y amarga?
No creo en absoluto que la vida sea amarga. Es un regalo estar vivo. Eso sí, que tiene dos caras todos lo sabemos. Justo ahora estoy leyendo una antología de poemas escritos por soldados durante la Primera Guerra Mundial y sorprende cómo buscan la belleza y la ternura en cada verso. Esa es nuestra naturaleza. Qué le vamos a hacer si estamos hechos para que en nosotros convivan Dios y el Diablo.
Otro aspecto llamativo en una novela de fantasía es la constante presencia (ya constatada en Los Navegantes) del sexo. ¿Tan relevante es el sexo para los humanos?
Bueno, en Alarido de Dios sólo hay un polvete y una enculadilla apenas sugerida. Sí es cierto que la sexualidad, la atracción, están muy presentes y en muchos momentos determinan las decisiones de los personajes. Pero eso no es nada extraordinario. Se ve cada noche en cualquier discoteca.
Abandonemos la preguntas retóricas. Muchas personas consideran la literatura fantástica como juvenil y adolescente. Como mínimo es minoritaria. Y no me negará que aspira a conquistar a más lectores. ¿No cree que el género fantástico le encasilla? ¿Únicamente le publican novelas fantásticas o es que está cómodo en el género y piensa continuar escribiendo para un público apasionado pero minoritario en lugar de abrirse a la novela con mayúsculas, más abierta al gran público?
La fantasía no es un género menor. Eso es sólo un prejuicio. No creo que Borges y García Márquez o Cortázar escribieran literatura menor.
¿Si estoy cómodo en la fantasía? Sí, pero en general estoy cómodo contando historias. Aunque la palabra “cómodo” no me cuadra. Para mí escribir equivale a buscar nuevos caminos. A viajar dentro de ti. No es acomodarse a algo que sabes que te funciona. El día en que escriba novelas desde la comodidad empezaré a preocuparme. Escribir es un lujo que me permito, sea fantasía o no. Lo que me importa es escribir las historias que me dé la gana y como me dé la gana. Más allá de eso, no existe nada para mí.
Más de una vez ha comentado que escribir es como respirar y si no lo hiciera moriría. Corríjame si me equivoco, pero usted debe estar ya trabajando en nuevos textos. ¿Nos puede adelantar cómo será su próxima novela?
¿Yo he dicho eso? ¿A qué hora de la madrugada y en qué bar? En cuanto al proyecto que ando planeando, será muy guay. Será fantasía. Se desarrollará Londres y voy a tardar un huevo en terminarlo.
No le molesto más. Le dejo escribiendo. Tómese su tiempo, pero no demasiado pues echaremos en falta sus metáforas.
Ya te dedicaré algunas cuando te vea. Aunque no creo que me lo agradezcas.

2 comentaris:

Salva ha dit...

Això de que en Sèrbia la carn està molt bona, és en sentit gastronòmic o... ?

José Miguel Vilar-Bou ha dit...

Per descontat, xiquet.

Benvinguts! Welcome!

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Abadia de Thuin