dilluns, 2 de març del 2009

8 por ciento

La política en Euskadi es apasionante dada la complejidad de este territorio. Apasionante en los dos aspectos de la palabra (por desgracia): el de la excitación y el de la pasión como dolor a causa del fanatismo de una minoría.
Ayer hubo elecciones que ganó el PNV pero de modo tan pírrico que la segunda fuerza política, a 6 escaños, será la que con mayor probabilidad gobierne.
Hoy uno escucha muchas lecturas, todas igualmente válidas y posibles. Pero hay una que se quiere olvidar: un 8% de votos en blanco. Esto es, un 8% de votos a D3M o Askatasuna. Básicamente se puede decir que contabilizando esos votos, el PSE no estaría en condiciones de gobernar.
Un error (para ellos un acierto) más de la Ley de Partidos: ilegalizando ideas y formaciones políticas han conseguido acceder al gobierno vasco. Pero el País sigue dividido al 52%/48% y, peor todavía, alimentando el fanatismo de aquellos que no entienden la democracia como el único ámbito posible de reivindicación política.
Si alguien comete algo ilegal, que lo detengan. Si se prueba que una organización es delictiva que la desmantelen. Pero dudo que tenga fundamento la ilegalización de estos dos partidos.
Lo que no dudo es a quién ha favorecido. Como ya se preveía...

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Abadia de Thuin